v i r u s
Mi teléfono tiene un virus:
muestra tu foto, muestra tus palabras
y no sos vos.
Muestra tu nombre
y no sos vos.
Tengo extraños pensamientos, divago hasta el delirio intentando descubrir
el origen de esta peste.
¿Es en el teléfono, en la pantalla, el problema?
Sin embargo, los demás permanecen
inamovibles.
Nadie ha envejecido de la noche a la mañana, nadie ha desaparecido sin dejar
rastros, nadie
se ha vuelto animal, cactus o caracol.
Los bebés siguen balbuceando y los jóvenes están verdes y frescos.
¿Qué es entonces esta enfermedad que toma tu imagen, deforma tus palabras, aleja tu cuerpo hasta un páramo desolado?
¿Qué es esta construcción de ser que me rechaza como si yo fuera
el paciente cero, el brote mismo
de la contaminación?
Estoy pasmada.
Me examino
trato de revisar cada paso
un gesto, alguna frase, entonación
qué desliz tuve
qué rompí avanzando
qué abrí como caja de Pandora
enamorada
para que ahora te vuelvas esta lejanía
esta inclemencia
este desconocimiento total
que pretende anular
cualquier imagen que llevo de vos
cualquier posibilidad de decirnos
de reconciliar
el amor y el dolor
quedarnos en paz
en el secreto corazón de lo vivido
como un aire maravilloso, mágico
que nos expande y permite
volar?
Estoy pasmada.
Declinación amorosa que ignoraba,
en heráldica, dícese del pez con boca abierta, sin lengua, sin aletas, sin barbas.
¿Es este el accionar del virus?
del teléfono a mí, nunca más a vos
línea, número, dirección que existe
pero no comunica
a nada.
km. 2020
#cadaxesunpoemaquehago
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