Alguien que no sos vos me invita a cenar. Alguien que no sos vos, enmarañado de celos, quiere imponerse en la salida, no me deja ir, me están esperando logro decir, pero me retiene un discurso de amor dirigido a otro. No estamos donde tenemos que estar. Alguien que no sos vos me abre la puerta del auto, la música se trepa a mi cuerpo, me posee, me abraza, alguien me recibe con sonrisa y destello en la mirada -no sos vos- me pregunta a dónde quiero ir, de qué tenés ganas. Me escucho responder que vamos por el plan original, ese que intempestivamente surgió, lluvia de verano anticipada -no estamos donde tenemos que estar- vamos a ese lugar que preparan mariscos, me encanta la propuesta y para adentro pienso qué exótico el fruto de mar, qué textura tan sexuada, qué sabor tan intenso -como el tuyo, pero no es- un perfume inevitable de profundidad de arena, de viento salado, de tintas oscuras que se esparcen en la lengua como olas -te acordás de tu mano en mi vientre y vos convocando o...