22. “Me gusta tu pelo amarrado.” Amarrado, amarrar. Amar pero interferido o potenciado. Amar narrado, contado por mí para vos y al revés, yo arriba vos abajo, y al revés y de costado. Amar atado arado porque duele en el cuerpo como si me hubieran amarrado al tuyo y no sólo duele como púas cuando no estás, gusta inmensamente, rebalsa de placer, es una herida transformista, una tierra que germina, semillas creciendo a velocidad desorbitada. Eso, claro, cómo no va a doler, incomodar, metamorfosis de pies a cabeza, locura completa de células dividiéndose, reinventándose, nervios, venas, sinapsis multiplicadas, autopistas a ciudades futuras, bellísimas y complejas, hechas en pisos flotantes de nubes. Dijiste amarrado, una palabra peligrosa, sí, puede ser, sólo desde su sentido obvio, porque en verdad es su fuerza lo que inquieta, la erre, su crepitar, el incendio en el medio del amor. Dice te amo y a la vez no puedo no arrasar tu cuerpo, mi cuerpo, nada, (h)ado funesto sin vos,...