Dedicatorias #50. Llamar

Pasan las nubes, pasa un pájaro y poco después otro (un carancho?) y otro canta a lo lejos algo indefinido pero persistente, soplan ráfagas frescas en el sol intenso, incandescente me encandila aún con los lentes negros y espejados. Estoy acá entre árboles de todo tipo, rosas blancas, rojas, corales, lavandas, junquillos, cardos, dientes de león. Hay unas aves acuáticas chillando, no son patos, son extrañas (luego aprenderé el nombre, ibis bandurria, y también el de los árboles, ciprés, maitén, araucaria, pino, alerce, y serval del cazador, una especie exótica que tiene unos frutitos rojosanaranjados que yo llamo venenitos). De fondo, el Nahuel Huapi le disputa al cielo el azul, gana siempre, es más profundo y se mueve, matizado, produce unas espumitas intermitentes que titilan en cámara lenta, titilar delineado. El cielo le contesta con nubes, increíble dibuja con algodón, redondea animales, hombres, mujeres, humanoides, payasos, peces, un sombrero, un castillo, la letra v, la x, un g...