De cómo fui Dios un segundo lavando los platos


A veces, cuando el mundo que transito se viene abajo como una hecatombe de biblioteca (libros mezclados, perdidos, prestado justo el que necesitaba leer)
cuando de repente el sentido es nulo
te levantás y decís por qué
te levantás y no entendés
hay causa de tal consecuencia? Hay un tirar del hilo para que algo se desarrolle? Hay una manta que cubre, un lugar para volver, una estrella que compartimos? 
Cuál es la trama que parece no funcionar
o
mejor dicho, el punto es que justamente
injusta falta de trama
esto no va
no conduce a nada
digamos, a la muerte 
no hay novedad ahí, no
la sorpresa para mí que soy creyente
del hilo que teje y hace puntos y comas y puntos aparte y exclama pregunta y vuelve a tejer, sintagma constelado
trama
la sorpresa, señoras y señores
es que no hay
no hay donde usted busque
invente, Señora, no tema
redacte con ocurrentes adjetivos, Señor
floree
no queda otra
el fin es inevitable, pero qué hacemos mientras tanto?
Por eso, a veces, cuando me levanto
por qué para qué en el desconcierto de la ruptura de la red también llamada trama
veo los platos en la pileta
sucios, grasosos, dos días sin lavar
veo los restos del alimento que fue rico, que nos sació y nos calentó
huelo que no es posible permanecer en el borde de la descomposición
no hay lugar
la pileta rebalsa
pequeñas pilas acá allá
lunes martes miércoles
X platos por día X vasos X tazas con fondo café, fondo leche, queso pegado
carozos, cáscaras, semillas
deshechos porque no se come o sobra
cuando veo todo esto y la pileta me empieza a parecer un jardín
vida secreta intuyo
micromundo
me arremango
quiero sentirme Dios
empiezo a derruir acomodar
esponjo la espuma con deleite
más y más detergente
perfume a limón, dorado, espeso
limpia que limpia
todo lo que vivía muere
perfecta la superficie del plato que toma su lugar en la fila
tras otro plato recuperado a blanco
prístino, no brillan, eso lo imagino
el relumbre de la publicidad
empiezo a inventar
mientras el jardín caótico de organismos se destruye
vuelve el blanco
crecen los platos en fila y ahora suman vasos claros
limpios de dedos
transparentes
borro toda huella de que existimos 
borro la deglución
el detergente es fuerte, arrasa hasta mis guantes
mis manos sufren, arden con el agua humeante
pero el vapor me conforta
soy Dios trabajando
saco el blanco cubierto, engendro la muerte de lo descompuesto, el jardín que nadie pidió arrasado
el cultivo de bacterias
cortado de cuajo
ahora
la pileta está despejada
la mesada luce su piedra pulida
platos, vasos, cubiertos, cacharros
esa familia descompuesta
brilla
secándose sin vida tan limpia
tan limonada
y mis penas se escurrieron también
las deshice en pompas limpiantes
el agua cual diluvio
ese chorro persistente
se llevó todo
lo que sentía, me preguntaba
aguado, diluido, sueño desvanecido, pasado por agua. 
Estoy en cero, pura de muerte, contemplo con ácida alegría
mi labor terminada.
Ahora me toca
bañarme
sin pasión.

km. 2016

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