subterráneo 2: despertar
“El agua limpia todo” me
digo, pero sé que no es así, porque la inútil lluvia que cae apenas me moja
entera. Debo girar, ahogarme. Debo ser Ofelia si quiero que algo cambie la
mañana que todavía no empieza. Está oscuro, aun cuando salgo. Pienso que es mi
última oportunidad, antes del canto de los pájaros, antes del primer rayo
luminoso en el ventanal, en el balcón.
Todo está quieto y
silencioso hasta que prendo la radio, la computadora, la llama de la cocina.
De nuevo frente al espejo,
pienso que tengo que hacer magia.
Tapemos acá, coloreemos
allá, realcemos un poco, soñemos, imaginemos, sonríamos!!!
Me repito una editorial de
Cosmopolitan, un aviso cosmético, un episodio de Sex & the City o Boston
Public.
Yo puedo ver la grieta,
¿pueden los demás?
Es mi gran puesta diaria, mi
serie interminable de escenas que protagonizo, sin brillo y sin líneas
trascendentales.
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