Carta 1 (peligro y escritura)




Te leo, te siento, no te parece
que este juego puede ser
peligroso?
Escribo esto, inmediatamente lo cuestiono:
la ironía me deshace los temores
derrite grandes verdades como icebergs
la ironía es el cambio climático de la afirmación
Entonces te escribo, decía, te leo y te siento
¿cuál es el peligro? 
no saber dónde termina esta página?
¿escribir hasta salirme del renglón, del margen, seguir escribiendo hasta punzarte con la punta
de esta lapicera que no quiere frenar
enloquecida?
Seguir escribiendo hasta que la pantalla sea papel y el papel sábana que te cubre y entonces
emerja tu piel
y no haya más para taparse, para ocultarse sin ser, envuelta en la mortaja de  una tela que dicta movimientos y calificativos, ciertos verbos sí, ciertos verbos no?
Seguir escribiendo hasta que la lapicera sea mi dedo y en el roce devele que los hielos están cayendo, que adentro hay fuego crepitante, naranja en ebullición, una catástrofe de vida que estalla?
Hablás de sueño y realidad.
¿Dónde ubicarías lo que leemos?
¿Acaso no estás ahí? ¿No paseaste por esas calles de París con perfume a libros antiguos, no encontraste una joya de mil tomos en Madrid y la abandonaste porque cómo dejarías a la ciudad sin tesoro?
¿No pasaste tu mano por una hoja que te acariciaba en un idioma extraño y lo entendiste, cabalmente comprendiste cada imagen, cada sensación?
¿No caminaste hasta que los ojos querían cerrarse porque lo visto había que degustarlo como una combinación de especias únicas y había que concentrarse en la lengua, cada partícula de sabor una cajita infinita que se abre y descubre otra otra otra y otra más?


km. 2020

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