Dedicatorias #28. La prenda
28.
No soltás prenda. Te digo y no
lo entendés. Te dedico la explicación que ahora va así:
Imaginá que la prenda es un
signo de interrogación, vos te aferrás a tus preguntas como un león a su presa.
La gacela, parece, puedo ser yo, por mi natural gracia y elegancia, no por mi
enérgica ferocidad. Ahora la dejo a un lado porque realmente te miro con ojos
de pupilas negrísimas, dilatadas, pozos de aljibe estrellado. Me sorprende tu
tenacidad, la conversación deriva, la pregunta permanece, es un anzuelo que
está colgando ahí, en el pequeño, privado cielo que armamos charlando sin
parar. No soltás prenda, reitero. Ya entendés y me gusta cómo suena la frase,
el acento le da fuerza especial a soltar, su voseo, y la prenda puesta,
exhibida qué hace. Entonces veo la imagen: me tomás de la cintura fuerte,
interrogándome me besás y te muerdo un poco el labio, no puedo evitarlo. La
prenda soy yo. Quedo prendida de tu boca, mi ropa desaparece aun vistiéndome,
tiemblo y estalla el pecho.
km. 2014
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