Dedicatorias #25. El ardid
Te dedico el ardid, lo ardido y
lo ardiente de mí.
Ardid que no esperaba, que no es
trampa sino truco, pase mágico del tiempo de un lado a otro, horas maduradas
hasta que los minutos son frutos dulces, cascados en el piso, desperdigando su
néctar.
Ardido el cuerpo acoplado
escribiendo obsceno, juguetón, en la cama, ardí, sí, ardimos, quemaba la sábana
blanco incienso nuestro olor y unos segundos después nos deshacemos como agua,
humedad plasmada del amor en el sudario hilado del deseo.
Ardiente permanezco, muerdo el
día como puedo, cuesta tragar las horas hasta que te veo, el estómago un nudo,
la garganta que filtra mi saliva como vidrio y más abajo, vientre abajo,
efervesce la memoria de tu toque y se redondean las olas de un mar personal que
no controlo. Te espero distrayéndome para no abandonar mi cuerpo en la playa,
mojado, abierto, saboreando sal.
km. 2014
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