magdalena desnuda
no puedo
evitarlo, a veces, te juro, lo intento porque este carrito de muffins que llevo
a cuestas
no es muy
sano
andar
desnuda por la calle
no es muy
sano
pero cómo
hacés para ponerle un vestido a tu nariz
llenarte los
oídos de música
no te va a
rescatar
imprevista,
inconcebible la magdalena explota
una
correntada me voltea, esquirlas incandescentes de olor me hacen tambalear en el
borde
el enjuague
vívere de tu ropa fresca, celeste, algodón de mañana soleada
el perfume
textura el cuello íntimo, sabroso
una cosa
lleva a la otra terminamos desnudos por partes
mi cuarto o
el tuyo, el palier, el hall, la puerta de entrada, la vereda, una pared
oscurecida
explorarnos
los olores misteriosos
grabarnos en
el cuerpo como un vinilo que rasga
la primera
capa de la vida, la superficie donde nos movemos en piloto
no puedo
cambiar el aire, el hálito que me hace girar, me embarga
en el lugar,
todos cruzan la calle
en el lugar,
quedo
en otro
tiempo
cuando el
cuerpo se derrite como lava, sangre nos mezclamos, el abrazo una bola de
sensación, la lengua nació para besar, probarte entero, acariciarte, escribir
una plegaría en tu oído, las promesas que nos hacen tontos, niños, mejores,
animales, marcarnos mutuamente para seguir tocándonos, vos en mí yo en vos
cuando el día nos separe, tatuaje que se renueva, y tu olor de leche con ropa
recién lavada el deseo de devorarnos sin que llene, nunca y mirarnos, enlazados
de piernas, mirarnos, nunca terminar, uno dos tres cuerpos me empujan
despierto
ya no puedo
cruzar
rojo, casi
lo hago
casi me
abalanzo contra el auto
una mano
invisible me atrapa, sé que estás ahí
atento a las
magdalenas que llueven
y yo, qué
hago en este tiempo
sin
paraguas.
km, 2014.
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