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Mostrando las entradas de marzo 24, 2013

a d i c t a

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Soy adicta. Mejor decirlo de una vez. Adicta. La palabra no suena mal, pero el contenido me corroe, su sensación me asfixia. Cuántas veces decimos algo a la ligera, algo tan hiriente como la degradación perpetua de lo que sentimos, de lo que somos, de lo que vos sos para mí. Algo tan estrepitoso como un grito profundo de desagrado a la mañana, después de un mate compartido que no sabía tan amargo. Me devolvés un golpe de revés, pero mi golpe yo no lo sabía, no lo vi así, directamente no lo vi. Creo que por eso quiero decir: Adicta a las sensaciones arremolinadas que sacuden todo mi cuerpo, a la idea de quedarme sin palabras, obnubilada, al hecho concreto y material de quedarme sin palabras, muerta muy viva, expectante, atravesada de puñales. Adicta a buscarte en todas partes aunque nunca supe quién sos (y seguramente nunca se sabe quién es el otro , pero nos atontamos repitiendo, te conozco , ya sé lo que vas a hacer, ya sé lo que pensás, tan adictos a la sabiduría de

Del Amor Despechado (día 4)

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No sé cómo perdonarte que me hayas hecho responsable la gestora de nuevas vidas. * “Vos sos la madre” es una sentencia innegable. ¿Para qué proferirla? * Soy madre, actúo madre, me muevo madre, atajo madre, limpio madre, guardo-abrigo-alimento madre, abrazo-contengo-niego-apoyo-grito-acompaño madre, visto, peino, hamaco madre. Soy madre. ¿Qué es lo que está mal? * Lo erótico no puede irse detrás del cordón umbilical. Siento más que a los 16, que a los 20, que a los 26. Conozco, volví. Esta espera es mi cuerpo. *