agua agua agua

[Escrito en lápiz negro en cuaderno a punto de estallar, de lomo destrozado, en dos páginas sin sucesión, aproximadamente en junio o julio del 2003. No tiene fecha, pertenece al período “ignoro el tiempo” (pero el tiempo pasa igual)]

Lo primero que encontré: esta hoja, y este lápiz. Escribo porque no puedo pensar, no quiero. La sucesión, el ver cómo marco este renglón, coma, palabra por palabra, coma, con apuro, sin parar, se atropellan: vaciar el cerebro. No tengo vómitos no tengo amor que soñar o elogiar, tengo pedazos de cerebro enrulados dentro del cráneo que presionan, y presiona escribir sinparar hasta que me duela la mano nada más nada para decir sólo que el barroco hace que los opuestos se encuentren que no sean tan distintos, parte de mi clase de hoy ¿sé lo que digo? ¿qué digo? A veces me avergüenza escucharme, soy otra no soy yo hablando moviéndome de un lado al otro como un tigre enjaulado (no es un tigre, es un jaguar, es “La escritura del Dios”, pero no importa porque Borges tenía el cerebro atestado de tigres), yo soy el tigre, de Bengala, chisporroteando enfermizamente hasta que cada chispa se deshace en el aire y desaparece el centro, brillante como un corazón seco incendiado late de esa manera absurda y eléctrica, cortocircuito, corto el circuito porque de eso se trata:

enlazar-palabras-sin-sentido

y él viene, después, príncipe vanidoso, orondo aunque delgadísimo, Tadyu, niño ángel veneciano jarrón fino de Tiffany, tus ojos azules de pavorreal infinito me asustan y me fascinan tu ignorancia tu desconsideración hacia tu propio poder tu paso desvelado sin ninguna trascendencia el aire de nada excelso que te rodea me ahoga porque tu estela invisible y vaporosa (invisible) me persigue y me envuelve llega hasta atarme a un palo, amarrada alÌ

mástil mayor navego en una tempestad de Verne (tenía alguna?) todo se mueve y el piso rígido es solo un escarbadiente que se quiebra, frágil, la madera es plástico suave se hunde y da paso: agua agua agua

agua agua agua

por todos lados los marineros robots mueren y yo no lo lamento porque no los conocía yo era el monstruo la monstrua amarrada, giganta defectuosa, solo un enorme ojo como un plato hondo de sopa y ahí quedaba, inerte, azorada, ni gritar porque no entiendo me ahogo y el príncipe maligno vuelve con su séquito estelar a coser palabras que dejo tiradas.



Ì Acá se corta la segunda página de cuaderno, que se halla interrumpida por una anotación cronológica en marcador rojo. Se retoma después de dos páginas, con el mismo lápiz y es eso, y la interrupción abrupta, lo que hace que se busque una continuación, porque si no, podría terminar ahí. Lo demás, perdido.

Diario de la Transformación, km.

Comentarios

Ju dijo…
justo hace unos días
encontré este texto!!
en un papelito doblado en cuatro
publicado hace unos años
lo releí
y
como siempre
-y como ahora-
me encanta.

me encanta!
Ricardo dijo…
Me da vértigo el texto. Agua y lápiz, tigres de papel en la mente y la agilidad para pasar de una hoja cortada a la siguiente a través de una marca roja.
Muy lindo Lestrygonia apasionada!

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