el c e n t e r



Estar en Nueva York aturde, deslumbra, impacta.


Todavía hoy no puedo dejar de sentirme pajuerana.
No sé si alguna vez quiera ser en ese center.


Sólo vibrar,
e v e n t u a ll y . . .



(abajo, algo que escribí sobre NY en otra oportunidad)

El volumen fuerte despertaba
automático y roto
un muerto por ahí
t v
la niña violácea
el lugar que nunca vería
su mala foto
en carne y hueso
arrancada de cualquier otro
recuerdo pastel, volado
su mirada para completar
_______________ blank
multiple choice
mi vista se r esiste
a la luz límpida lavanda
que examina
lavender linen
me sorprende, sopla en mi oído
me destapa del cuerpo
me mide
la vendera
mi mortaja perfumada de flores de hotel
ecstasy
antes de morir
entender todo de a dos
de día
el caballero Inglés me lleva al baño
me asea, me pone lentes
me limpia la boca
el domo mayor
la vendetta
de la lengua
de la nena
que muda mira
su dicho cuerpo extraño
la burda traducción
de muerta.



De Pirata, km 2003.

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